Oración y cántico
El año escolar todavía no ha terminado oficialmente, sin embargo, para muchos de nuestros jóvenes se han llegado las vacaciones ya. Por eso, esta semana les involucramos en una escuela bíblica vacacional. El tema era “Héroes de la fe” con enfoque en las historias de Abraham; Sadrac, Mesac y Abed-nego; Daniel; y Ana, la madre del profeta Samuel. Aprendieron los jóvenes a confiar en las promesas de Dios, que son ciertas sin duda, y nunca en nuestra propios fuerzas y méritos.
También en esta semana pasada, tres países celebraron sus días de independencia: Canadá, los Estados Unidos y Venezuela. Según 1 Timoteo 2:1-2, debemos orar “por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.” Es apropiado en este momento para dar gracias a Dios por el don de la libertad, también para confesar nuestros propios pecados y interceder para nuestro país en la manera de Daniel en los años de la cautividad del pueblo Israel (Daniel 9:1-18).
Además, en el calendario litúrgico, celebramos el segundo de julio la Visitación de la Virgen María a su prima Isabel (Lucas 1:39-45). Isabel era esposa del sacerdote Zacarías, y llevaba en su seno a Juan el Bautista (Lucas 1:5-25). Cuando Isabel, inspirada por el Espíritu Santo, la dijo: “Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre,” María le canta a Dios el Magnificat (Lucas 1:46-55), que cantamos en el servicio de Vísperas.
María fue una virgen, mientras Ana fue una mujer estéril. Ambos confiaron en la palabra de Dios de concebir un hijo dedicado al servicio del Señor. El cántico de Ana no solo es una acción de gracias, también una profecía mesiánica y un preestreno del cántico de la Virgen María.
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