David and Luz Maria Ernst – Serving the Lord in Venezuela

By

El pan espiritual, también el pan material

El texto para la predicación hoy, el 31 de julio de 2022, es Marcos 8:1-9. Muy conocida es la historia de la alimentación de cinco mil, mencionada por todos los evangelistas, pero solo Marcos en nuestro texto para hoy, y Mateo (Mateo 15:32-39) relatan este episodio en el ministerio público de Jesucristo. La compasión de Jesús lo mueve a alimentar a otra multitud hambrienta por medio se una segunda multiplicación milagrosa del pan. Así como la alimentación de los 5.000 siguió marca el punto final y culminante del ministerio de Jesús en Galilea, así la alimentación de los 4.000 sigue a la recorrida de Jesús por territorio no-israelita y representa el empeño del Señor de ganar seguidores también entre aquellos territorios habitados por gentiles. Los dos milagros de alimentación de multitudes de Jesús nos recuerdan cuán milagrosamente Dios alimentó a su pueblo Israel con maná y codornices en el desierto. Los israelitas son los primeros en ser alimentados; luego los gentiles también participan en la gracia del Señor. También, se encuentra el mismo patrón en la institución de la Santa Cena. El Señor, en todos estos casos, tomó pan y, habiendo dado gracias, lo partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y los pusieron delante de la multitud. Es decir, en estos casos, el pan material, luego, su cuerpo y sangre en, bajo y con el pan y vino como comida y bebida espiritual.

Marcos 8:1-9

1 En aquellos días, siendo tan grande la multitud, y no teniendo qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: 2 “Tengo compasión de la multitud, porque son ya tres días que están conmigo, y no tienen qué comer;” 3 “y si los envío en ayunas a sus casas, desmayarán en el camino; porque algunos de ellos han venido de lejos.” 4 Y sus discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto? 5 Y les preguntó: “¿Cuántos panes tenéis?” Y ellos dijeron: Siete. 6 Entonces mandó a la multitud que se sentase en tierra; y tomando los siete panes, habiendo dado gracias, los partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y los pusieron delante de la multitud. 7 Tenían también unos pocos pececillos; y los bendijo, y mandó que también los pusiesen delante. 8 Y comieron, y se saciaron; y levantaron de los pedazos que habían sobrado, siete canastos. 9 Y los que comieron eran como cuatro mil; y los despidió.

By

Reconcíliate primero con tu hermano

Nuestro texto para hoy es la base de compartir la paz en nuestro servicio divino. Desde los primeros siglos, los cristianos se saludaban antes de comulgar. Esto se ve en casi todas las liturgias antiguas. Antes de recibir la sangre y el cuerpo del Señor, debemos confesar nuestros pecados a Dios y recibir la absolución del pastor. Pero, también, antes de comulgar, debemos que reconciliarnos con otros, especialmente nuestros hermanos en la fe. Para saludar unos a otros diciendo, “La paz de Cristo sea contigo” es una expresión de esta reconciliación. Debemos evitar el error de los fariseos. El rasgo de su doctrina y de su vida era una observancia servil de los actos externos, lo que les daba una gran muestra de piedad ante el pueblo. Pero sus corazones estaban lejos de la verdadera justicia del corazón, que busca, en el verdadero amor al prójimo, hacer la voluntad de Dios en palabra y obra. Dondequiera que sea el caso, no hay fe y, por lo tanto, no hay idea de entrar en el reino de los cielos.

Mateo 5:20-26 

“Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Oísteis que fue dicho por los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare estará expuesto a juicio. Mas yo os digo que cualquiera que sin razón se enojare contra su hermano, estará en peligro del juicio; y cualquiera que dijere a su hermano: Raca, estará en peligro del concilio; y cualquiera que le dijere: Fatuo, estará expuesto al infierno de fuego. Por tanto, si trajeres tu ofrenda al altar, y allí te acordares que tu hermano tiene algo contra ti; deja allí tu ofrenda delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Ponte de acuerdo pronto con tu adversario, mientras estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez te entregue al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.”

By

La confesión es buena para la alma

Génesis 50:15-21

15 Y viendo los hermanos de José que su padre era muerto, dijeron: Quizá nos aborrecerá José, y nos dará el pago de todo el mal que le hicimos. 16 Y enviaron a decir a José: Tu padre mandó antes de su muerte, diciendo: 17 Así diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su pecado, porque mal te trataron; por tanto, ahora te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre. Y José lloró mientras hablaban. 18 Y vinieron también sus hermanos, y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por tus siervos. 19 Y les respondió José: No temáis: ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? 20 Vosotros pensasteis mal contra mí, pero Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. 21 Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón.

By

Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre

 

Lucas 1:39-56

39 Y en aquellos días levantándose María, se fue aprisa a la montaña, a una ciudad de Judá; 40 y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet. 41 Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, 42 y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. 43 ¿Y de dónde esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? 44 Porque he aquí, tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. 45 Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor. 46 Entonces María dijo: Mi alma engrandece al Señor; 47 Y mi espíritu se regocijó en Dios mi Salvador, 48 porque ha mirado la bajeza de su sierva; y he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. 49 Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; y santo es su nombre. 50 Y su misericordia es en los que le temen, de generación en generación. 51 Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en las imaginaciones de sus corazones; 52 Derribó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes. 53 A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos. 54 Socorrió a Israel su siervo, acordándose de su misericordia; 55 tal como habló a nuestros padres, a Abraham, y a su simiente para siempre. 56 Y se quedó María con ella como tres meses, y se regresó a su casa.