El don de la iluminación espiritual

Santiago dice en el primer versículo de la epístola de hoy (Santiago 1:16-21) que la benevolencia de Dios es como una luz inextinguible, eclipsada o apagada de ninguna manera. Sobre todo, no hay iluminación espiritual, perdón ni nueva vida sin su omnipotencia. Con su Palabra de verdad, Dios produce primicias santas, consagradas, liberadas del pecado y de la muerte. Nosotros, hijos renacidos de Dios, no solo somos creados por él, sino que también nacemos espiritualmente por medio de su Palabra. Así como las primicias de cada cosecha en Judea eran consagradas al Señor, así también nosotros, los cristianos, hemos sido apartados del mundo pecador para ser criaturas de Dios, en quienes se renueva la imagen de Dios y a través de quienes Dios es verdaderamente honrado.