La señal de Caín o la señal de Cristo
Aún hoy pensamos que nuestros actos de desobediencia no son tan importantes, pero las consecuencias son profundas. Vemos los terribles frutos de la desobediencia de Adán y Eva en Génesis 4:1-15, nuestra lección del Antiguo Testamento para el undécimo domingo después de Trinidad. Caín estaba celoso de su hermano Abel por la fe humilde y su consiguiente aceptación por parte de Dios. Caín no trató de mantener en sujeción el deseo pecaminoso de su corazón, por lo que el final de la disputa fue el asesinato. El pecado, cometido deliberadamente, siempre endurece el corazón y destruye nuestras relaciones con Dios y nuestra familia. Pero debido a que Jesucristo murió y resucitó de entre los muertos, podemos arrepentirnos y encontrar sanidad y reconciliación.
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