La sangre de cristianos es simiente

Como afirmó Tertuliano, el antiguo escritor cristiano (160-225 años después de Cristo), “la sangre de los cristianos es simiente”. Con la muerte de Esteban, el primer martír (Hechos 6-7), comenzó la persecución, no solamente de los apóstoles sino de toda la iglesia. Sin embargo, la persecución que dispersó a la iglesia también dispersó el evangelio de Jerusalén a Samaria y al mundo entero.