David and Luz Maria Ernst – Serving the Lord in Venezuela

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¡Estemos preparados!

En el versículo 6 de nuestra epístola para hoy (1 Tesalonicenses 5:1-11), San Pablo dice: “Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios”. Pero el versículo 5 de nuestro Evangelio (Mateo 25:1-13) dice: “Pero mientras el esposo tardaba, cabecearon  y se durmieron”. Incluso para los fieles, siempre existe la tentación de distraerse con los afanes y placeres de esta vida, y olvidar la firme esperanza que tenemos en la resurrección.

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Que todos se arrepienten

Es una verdad persistente a lo largo de las Escrituras que Dios desea seriamente la salvación de todos los hombres. En nuestra epístola de hoy (2 Pedro 3:3-14), el apóstol escribe: “El Señor no se tarda en cumplir su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente por vosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos se conviertan al arrepentimiento”.

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El domingo 10 de noviembre dimos gracias en nuestras oraciones como congregación por el nacimiento de Martín Lutero en 1483, y por la constitución formal de la Iglesia Luterana de Venezuela en 1955. El proceso de formación de nuestra iglesia nacional comenzó años antes, con gran parte del mérito de la familia de Heinrich Zeuch.

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Desde lágrimas a la alegŕia

Al igual que con el hijo de la viuda de Naín y Lázaro, nuestro Señor permitió a la hija de Jairo una extensión de su vida terrenal (Mateo 9:18-26). Pero para todos los fieles, la muerte física es meramente un breve sueño del cual habrá un despertar glorioso cuando Dios reúna alma y cuerpo.

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Los que están saliendo de la gran tribulación

Es mejor para entender el griego de Apocalipsis 7:14 como “los que están saliendo” de la gran tribulación, en lugar de “los que han salido”. Juan ve la salida de la gran tribulación como un proceso continuo. Mateo 5:1-12 también habla en tiempo presente y futuro. Felices los que siguen a Cristo ahora, porque todas sus penas pasarán y en la eternidad no habrá más que alegría. Podemos pensar en el bautismo como el sello de los elegidos de Dios. La nueva vida en Cristo comienza con el bautismo. Mediante la gracia bautismal esperamos unirnos a esa gran compañía que Juan ve en su visión de la iglesia triunfante.