David and Luz Maria Ernst – Serving the Lord in Venezuela

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El Pastor Perfecto

Cuando nuestro Señor dice “Yo soy el Buen Pastor”, la palabra griega significa el pastor excelente o pastor perfecto. Encontramos un retrato del pastor perfecto en nuestro salmo buen conocido, Salmo 23. En nuestro evangelio para hoy (Juan 10:11-16), nuestro Señor dice “Yo soy el buen pastor”. En Jesús se cumple el Salmo 23, también nuestra lectura del Antiguo Testamento, Ezequiel 34:11-16. Aunque Moisés, David y otros en el Antiguo Testamento eran buenos pastores del redil de Dios, ninguno de ellos podía identificarse como el Buen Pastor. Hay uno solo que ha dado su vida como sacrificio por las ovejas, Él que es su dueño.

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En lugar y por mandato de Señor

“Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; a quienes se los retuviereis, les son retenidos.” (Juan 20:22-23). En este momento, el Señor instituyó el ministerio público de la predicación y los sacramentos distinto del sacerdocio de todos los bautizados. El Oficio de las Llaves no fue entregado sólo a los pastores de la iglesia, pero, por mandato de Cristo, la iglesia llama pastores para que ejerzan el oficio públicamente en su nombre y en el nombre de Cristo.

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Habrá un rebaño y un pastor

Nuestro texot para el tercer domingo de Pascua es Juan 10:11-16. Uno solo puede llamarse “el Buen Pastor” porque hay uno solo que ha dado su vida como sacrificio por las ovejas. Entonces, ¿por qué hay pastores en la iglesia hoy en día? Sabemos por causa de otros pasajes del Nuevo Testamento que nuestro Señor instituyó un oficio de la predicación de la Palabra y la administración de los sacramentos. También mandó a los apóstoles entrenar otros para apacentar las ovejas y busca para las esparcidas. La misión de la iglesia es para buscar a las ovejas esparcidas y guardarlas en el rebaño hasta el día que Cristo venga.