David and Luz Maria Ernst – Serving the Lord in Venezuela

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La fe es por el oir

San Pablo en nuestra epístola (Romanos 10:9-17) dice que la fe del corazón, tal como se expresa en la confesión de la boca, trae justicia y salvación al creyente, y ninguna obra ni mérito tendrá este resultado. Así como el corazón y la boca se mencionan juntos, así la fe y la confesión no pueden separarse: la fe debe encontrar su expresión en la confesión de la boca.

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La fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de Dios

“Así que la fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” En Romanos 10:9-17, nuestro epístola para el duodécimo domingo después de Trinidad, San Pablo afirma que la predicación del evangelio tanto a los judíos como a los gentiles es conforme a la voluntad de Dios. Puesto que el Señor quiere que todos los hombres se salven, también quiere que el Evangelio sea predicado a todos los hombres. El mensaje de Isaías 29:17-24 concuerda con la del apóstol. Dios desea que sus hijos de todos los tiempos aprendan de Él la verdadera sabiduría, que escuchen y presten atención a su Palabra y sean encontrados en los caminos de la santificación. ¿Y los que no pueden oír? El profeta dice así: “Y en aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas.” Nuestro Señor cumplió la profecía de Isaías en Marcos 7:31-37, también Salmo 146. Este hecho del Señor no fue una ordenanza para todos, pero en otra manera tiene el aspecto de un sacramento. La Palabra de Dios fue ligada con un elemento visible. Fíjate: Aquel hombre no tenía ninguna habilidad para sanar si mismo. Todo fue hecho por la Palabra del Señor. Dios ha dado la predicación de la Palabra y los sacramentos para que las personas lleguen a la fe.

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Lobos disfrazados como ovejas

“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.” Mateo 7:15 “Profetas” y “maestras” eran títulos para los pastores del Nuevo Testamento (Hechos 13:1; Marcos 10:41). En nuestra lección del Antiguo Testamento (Jeremías 23:16-25) para hoy, el octavo domingo después de Trinidad, el profeta niega que los falsos profetas autoproclamados puedan ser portavoces de Jehová. También, en nuestro evangelio (Mateo 7:15-23), la voz de los falsos profetas procede de la boca de hombres que llaman a Jesús “Señor” y que pueden dar credibilidad a su mensaje por medio poderosos hechos. En nuestro evangelio, el uso del término, “falso profetas”, profetiza la venida de los disfrazados de legítimos portavoces de Jesús que lograban a conducir la gente al error. Los falsos profetas falsifican deliberadamente la Palabra de Dios. Sustituyen la verdad eterna con sus propias mentiras y la sabiduría de hombres falibles. Profesan tener una comisión de Dios mismo. Pero su verdadero carácter se mostrará después. Su naturaleza es devorar; son codiciosos de dinero, ambiciosos de poder, pero ansiosos, sobre todo, de destruir el alma.

Mateo 7:15-23

15 “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.” 16 “Por sus frutos los conoceréis. ¿Se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” 17 “Así todo buen árbol da buenos frutos, mas el árbol malo da malos frutos.” 18 “El árbol bueno no puede dar frutos malos, ni el árbol malo dar frutos buenos.” 19 “Todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.” 20 “Así que, por sus frutos los conoceréis.” 21 “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.” 22 “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” 23 “Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad.”