David and Luz Maria Ernst – Serving the Lord in Venezuela

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Ahora el periodo de gracia, luego el juicio

Nuestro evangelio de hoy, Lucas 19:41-48, no es la única vez que Jesús profetizó la destrucción de Jerusalén y su Templo en el año 70 d.C. Pero, solo nuestro texto de hoy dice que Jesús lloró por la ciudad que rechazó y sigue rechazando lo que puede traer paz entre los hombres y Dios. Sus lágrimas muestra claramente a Jesús como ser humano. Jesús llora por la ceguera presente y el desastre futuro. El Príncipe de paz se ve obligado a predicar guerra, asedio y destrucción porque los hombres de Jerusalén habían convertido el Templo, la casa de oración, en una cueva de ladrones. Sin embargo, con incansable compasión, Jesús sigue enseñando todos los días en el Templo.

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