David and Luz Maria Ernst – Serving the Lord in Venezuela

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Que el Espíritu Santo vuevla nuestros corazones hacia la fe

Marcos 16:16 es uno de los versículos más citados de la Biblia, incluyendo en el Catecismo Menor del Dr. Martín Lutero. También es la predicación de la Ley y el Evangelio. Dios usa la Ley para revelar y condenar nuestro pecado. Muestra que todos hemos pecado y no podemos guardar los mandamientos de Dios. De esta manera la Ley da a conocer nuestra necesidad del Evangelio. La Ley habla a nuestros corazones, pero sin el Evangelio sólo produce ira y muerte. La Ley demanda, amenaza y condena. El Evangelio ofrece el perdón de los pecados, las buenas noticias de que somos liberados de la culpa, del castigo y del poder del diablo, y de que somos salvos por toda la eternidad porque Cristo cumplió la Ley, sufrió, murió y resucitó por nosotros.

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No por Moisés sino por Cristo somos salvos

Con la ayuda de Dios, Moisés alimentó a las multitudes en el desierto con el maná del cielo. En Juan 6:1-15 el evangelista enfatiza que Jesús no sólo sustituye el cordero en la Pascua del Antiguo Testamento, sino también reemplaza a Moisés como el profeta enviado para revelar a la voluntad del Padre.

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La palabra segura y salvadora de absolución

Jesús dice en Mateo 9:1-8, el evangelio para el decimonoveno domingo después de Trinidad, también en Marcos 2:1-12 y Lucas 5:17-26: “El Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados”. Se ocupa primero de la enfermedad del alma, anunciando con absoluta autoridad el hecho del perdón de los pecados, aplicándolo a este hombre individual. Así como el pecado es el mayor mal en la tierra y arrastra tras de sí todos los demás males de los que la carne es heredera, así el perdón es el mayor bien que Dios puede dar al hombre. Más tarde, Jesús le dio a la iglesia la autoridad de perdonar pecados en la tierra. Esto es lo que los luteranos llaman El Oficio de las Llaves, la quinta parte principal del Catecismo. El comentario de Mateo mira hacia el futuro, la iglesia apostólica, donde la palabra del perdón será pronunciada con validez divina. El perdón ya no será un evento incierto, reservado para el Juicio Final, sino una realidad concreta en este nuestro tiempo actual.

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La Palabra de Dios y la Persona de Cristo

“¿Qué pensáis de Cristo? ¿De quién es hijo?” Esto es lo que Jesús preguntó a los fariseos en Mateo 22:34-46, el evangelio seleccionado para el decimoctavo domingo después de Trinidad. Para nosotros también hoy día, su destino se decidirá según la forma en que los hombres decidan su estimación de Cristo. En este último intento de convertir a sus enemigos Jesús les ofrece la clara enseñanza del Antiguo Testamento de lo que dice la Palabra de Dios y de su persona, verdadero Dios y verdadero hombre.

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El tercer uso de la Ley

Nuestro Señor dice así en el evangelio para el sexto domingo después de Trinidad (Mateo 5:20-26): “Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.”? Nuestra justicia es mayor que la de los escribas y fariseos porque somos revestidos en la perfecta justicia de Jesucristo en el bautismo. San Pablo dice en la epístola (Romanos 6:-11) “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? ¡En ninguna manera! Porque los que somos muertos al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?…Así también vosotros consideraos en verdad muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.”

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La Palabra es viva y eficaz

Hebreos 4:9-13 es nuestro texto para reflexión en el domingo de Sexagésima, el 12 de febrero. Puede haber quienes sientan que lo que Dios dijo hace mucho tiempo no puede alcanzarlos. El escritor de Hebreos hace sonar una advertencia. Para el creyente estas son palabras de consuelo pero para el incrédulo, palabras aterradoras. La Palabra expone la verdadera condición del corazón de la persona delante de Dios. Porque no se debe pensar en este asunto a la ligera, como procede a mostrar el sagrado escritor: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos, y penetra hasta partir el alma y el espíritu, y las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

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Las buenas noticias siguen al arrepentimiento

“Entonces, uno de ellos, que era intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?” Mateo 24:34-46 La buena relación con Dios involucra el corazón. “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y amarás a tu prójimo como a ti mismo.”, dicen Moisés en el Antiguo Testamento y nuestro Señor Jesucristo en el Nuevo Testamento. Sin esta preparación del corazón, que es esencialmente arrepentimiento, no es posible el verdadero temor ni el verdadero amor a Dios. Por eso, el comienzo de este servicio confesamos nuestros pecados. El pastor nos perdona en el nombre de Jesús. Ese es el primer paso para amar a Dios con todo nuestro ser. Dios dice que debemos echar toda nuestra preocupación sobre Él porque Él se preocupa por nosotros. Cuando hacemos eso, amamos a Dios con todo nuestro ser. Ninguno de nosotros podamos cumplir la ley moral perfectamente, esta ley nos condena. Gracias a Dios, en su condenación la ley nos muestra nuestra necesidad para un Salvador. Pues, predicamos también las buenas noticias del Salvador, Jesucristo.

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La Ley no nos salva

Nuestro texto para hoy, Lucas 10:23-37, es la parábola del Buen Samaritano bien conocido y entendido como una advertencia contra el racismo y xenofobia. Sin embargo, para entender la historia en su profundidad, debemos ver nosotros mismos como el hombre casi muerto y Jesucristo como el samaritano. Además, el punto principal es no confiar en nuestras propias obras para la salvación.

https://anchor.fm/mision-la-epifania/episodes/La-Ley-no-nos-salva-e1nmd67

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Las lágrimas de Jesucristo muestran su misericordia

Las lágrimas de Cristo son la evidencia de que Él sinceramente no quiere nuestra perdición. Pero, Él no lloró solo por la destrucción material del templo y la ciudad, también por la caída espiritual del pueblo de Dios. San Pablo también se afligió por la apostasía de los judíos en nuestra epístola de hoy (Romanos 9:30-10:4). Para nosotros, el pueblo de Dios a través del nuevo pacto en la sangre de Cristo, tenemos la promesa de la vida eterna por la fe. Sin embargo, las cosas exteriores, un templo hermoso y obediencia en los externos, no garantizan la inmunidad de las consecuencias de nuestra soberbia y falta de arrepentimiento. El juicio contra Jerusalén y su templo es un ejemplo para nosotros también.

Lucas 19:41-48

41 Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, 42 diciendo: “¡Oh si hubieses conocido, aun tú, a lo menos en este tu día, lo que toca a tu paz! Pero ahora está encubierto a tus ojos.” 43 “Porque vendrán días sobre ti, que tus enemigos te cercarán con vallado, y te pondrán cerco, y de todas partes te pondrán en estrecho,” 44 “y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti; y no dejarán en ti piedra sobre piedra; por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.” 45 Y entrando en el templo, comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en él, 46 diciéndoles: “Escrito está: Mi casa, es casa de oración; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.” 47 Y enseñaba cada día en el templo; pero los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y los principales del pueblo procuraban matarle. 48 Y no hallaban qué hacer, porque todo el pueblo estaba muy atento oyéndole.

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El día de Santiago el Mayor de 2020

St. James the Elder by Pieter ClaeszHechos 15:12-22

Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuántos milagros y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles. Y después que hubieron callado, Jacobo respondió, diciendo: Varones hermanos, oídme. Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: Después de esto volveré, y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar: Para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles sobre los cuales es invocado mi nombre, dice el Señor, que hace todas estas cosas. Conocidas son a Dios todas sus obras desde la eternidad. Por lo cual yo juzgo, que no se moleste a los que de los gentiles se convierten a Dios; sino que les escribamos que se abstengan de las contaminaciones de los ídolos, y de fornicación, y de estrangulado y de sangre. Porque Moisés desde los tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada sábado. Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir varones de ellos, y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé; a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos.