Cristo es la Peña de Horeb

“He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña de Horeb.” (Éxodo 17:6). El Israel antiguo experimentó la misma gracia que los cristianos experimentan en su bautismo (1 Corintios 10:1-2). También Israel tenía una cena sobrenatural dada por el Señor para nutrir su presencia en la iglesia. Y, con todo, Israel cayó y provocó el juicio de Dios. Así como Israel recibió los dones espirituales de Dios pero resistió su voluntad, así la iglesia puede rechazar a Dios a pesar de sus bendiciones. Las tentaciones que enfrenta continuamente el pueblo de Dios se resumen en la adoración de aquello que no es Dios. La gracia de Dios, y sus dones, colocan al hombre en una relación personal y responsable con él. No asegura al hombre contra el pecado y el juicio en forma mágica y automática. Sin embargo, no que los cristianos vivan en terror; ellos saben que el Dios fiel, que los llamó a la hermandad de su Hijo queda a cargo en forma protectora des sus vidas en luchas.