Jesús dice en Mateo 9:1-8, el evangelio para el decimonoveno domingo después de Trinidad, también en Marcos 2:1-12 y Lucas 5:17-26: “El Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados”. Se ocupa primero de la enfermedad del alma, anunciando con absoluta autoridad el hecho del perdón de los pecados, aplicándolo a este hombre individual. Así como el pecado es el mayor mal en la tierra y arrastra tras de sí todos los demás males de los que la carne es heredera, así el perdón es el mayor bien que Dios puede dar al hombre. Más tarde, Jesús le dio a la iglesia la autoridad de perdonar pecados en la tierra. Esto es lo que los luteranos llaman El Oficio de las Llaves, la quinta parte principal del Catecismo. El comentario de Mateo mira hacia el futuro, la iglesia apostólica, donde la palabra del perdón será pronunciada con validez divina. El perdón ya no será un evento incierto, reservado para el Juicio Final, sino una realidad concreta en este nuestro tiempo actual.
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