Se ha entendido que Apocalipsis 3:19-25 se aplica a la Reforma. Lutero, llamado por Dios a través de Su Palabra de una manera muy singular, predicó públicamente que el hombre no es justificado ni salvo de ninguna manera ni en ninguna parte por su propia obra y mérito, sino total y únicamente por medio de la obra de Cristo, que se imputa al creyente por la fe. Y con gran poder testificó que las obras de los cristianos que agradan al Señor no son las que ellos mismos eligen, sino las que realizan los hijos justificados de Dios, por la fe, por medio del Espíritu Santo, por amor a Dios y al prójimo, y para honra del Señor. Este Evangelio, tal como lo predicó Lutero, fue propagado como si los mismos ángeles lo estuvieran llevando desde la pequeña ciudad de Wittenberg a todas las lenguas y pueblos; y la Iglesia de la Reforma todavía continúa su marcha victoriosa a través de los países.
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