David and Luz Maria Ernst – Serving the Lord in Venezuela

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Tu santo ángel nos acompañe

En nuestro evangelio para hoy, Lucas 10:17-20, Jesús resume todo lo que Dios ha hecho por todos los hombres de esta manera: “Vi a Satanás caer del cielo como un rayo”. Jesús está diciendo que Él es vencedor sobre Satanás. Su victoria sobre Satanás al mismo tiempo es victoria sobre el pecado y la muerte. En Apocalipsis 12:7-12, San Juan nos dice Satanás perdió su puesto como acusador de los hombres delante de Dios, porque la sangre del Cordero ha hecho satisfacción por la deuda del hombre. Ya ha perdido su poder sobre los hombres, porque en Jesús el hombre halló un amor a Dios y una obediencia a él que el seductor no logró destruir ni con la muerte.

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La verdadera unidad de la iglesia

La epístola para hoy (Efesios 4:1-6) está citado en la Confesión del Augburgo, Artículo VII: “Se enseña también que habrá de existir y permanecer para siempre una santa iglesia cristiana, que es la asamblea de todos los creyentes, entre los cuales se predica genuinamente el evangelio y se administran los santos sacramentos de acuerdo con el evangelio. Para la verdadera unidad de la iglesia cristiana es suficiente que se predique unánimemente el evangelio conforme a una concepción genuina de él y que los sacramentos se administren de acuerdo a la palabra divina. Y no es necesario para la verdadera unidad de la iglesia cristiana que en todas partes se celebren de modo uniforme ceremonias de institución humana. Como Pablo dices a los efesios en 4:4-5: “Un cuerpo y un Espíritu, como fuisteis llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo.” Bien, entonces, esto no significa que la manera en que practicamos el culto no sea importante, que podamos practicarlo de la manera que nos parezca mejor. Más bien, las pequeñas diferencias en la práctica no importan tanto como la unidad en la enseñanza y la comprensión de los sacramentos. Ejemplo, tenemos la misma fe recibida por la Palabra de Dios y el Espíritu Santo en el bautismo. “El bautismo” es el sacramento inicial, por el cual uno entra en esta iglesia. El Credo Niceno repite este pensamiento: “Reconozco un solo bautismo para la remisión de los pecados”. No importa si el agua del bautismo se aplica por aspersión, inmersión o algún otro método, sólo que esa agua se aplica en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, entendido como la doctrina de la Trinidad que confesamos en los tres grandes credos. Los pentecostales se equivocan cuando afirman que hay un segundo bautismo en el Espíritu Santo.

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La Palabra da vida

Jesucristo revivificó al hijo de la viuda de Naín en nuestra lectura del Evangelio de hoy (Lucas 7:11-17) por el poder de su propia Palabra. El profeta Elías en nuestra lectura del Antiguo Testamento (1 Reyes 17:17-24) también revivificó el hijo de una viuda pero no por su propia palabra o propio poder. Jesús sigue llamando a los pecadores de la muerte espiritual a la vida eterna por medio de su Palabra. Cristo no sólo derrotó la muerte temporal sino también la muerte eterna.

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No nos cansemos de hacer el bien

Según nuestro evangelio para hoy (Mateo 6:24-34), hay que buscar la salvación de Dios, luego confiar la vida diaria a su cuidado amoroso. Nosotros hacemos esto haciendo uso fiel de la Palabra y los sacramentos, a través de los cuales el Espíritu Santo nos lleva a arrepentirnos de nuestros pecados y a confiar en Jesús para el perdón. Convencidos de nuestra salvación, entregamos nuestras vidas diarias en las manos de nuestro Padre celestial.

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Sano en cuerpo y alma

Diez leprosos habían sido curados (Lucas 17:11.19). Sólo uno, al ver el milagro que se había hecho en su caso, sintió la necesidad de volver atrás y dar gracias al sanador. Sólo a éste Jesús le dijo: “Levántate y vete. Tu fe te ha salvado”. Había sido sanado en alma y cuerpo. Sus pecados fueron perdonados y su cuerpo fue sanado.