La verdadera unidad de la iglesia
La epístola para hoy (Efesios 4:1-6) está citado en la Confesión del Augburgo, Artículo VII: “Se enseña también que habrá de existir y permanecer para siempre una santa iglesia cristiana, que es la asamblea de todos los creyentes, entre los cuales se predica genuinamente el evangelio y se administran los santos sacramentos de acuerdo con el evangelio. Para la verdadera unidad de la iglesia cristiana es suficiente que se predique unánimemente el evangelio conforme a una concepción genuina de él y que los sacramentos se administren de acuerdo a la palabra divina. Y no es necesario para la verdadera unidad de la iglesia cristiana que en todas partes se celebren de modo uniforme ceremonias de institución humana. Como Pablo dices a los efesios en 4:4-5: “Un cuerpo y un Espíritu, como fuisteis llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo.” Bien, entonces, esto no significa que la manera en que practicamos el culto no sea importante, que podamos practicarlo de la manera que nos parezca mejor. Más bien, las pequeñas diferencias en la práctica no importan tanto como la unidad en la enseñanza y la comprensión de los sacramentos. Ejemplo, tenemos la misma fe recibida por la Palabra de Dios y el Espíritu Santo en el bautismo. “El bautismo” es el sacramento inicial, por el cual uno entra en esta iglesia. El Credo Niceno repite este pensamiento: “Reconozco un solo bautismo para la remisión de los pecados”. No importa si el agua del bautismo se aplica por aspersión, inmersión o algún otro método, sólo que esa agua se aplica en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, entendido como la doctrina de la Trinidad que confesamos en los tres grandes credos. Los pentecostales se equivocan cuando afirman que hay un segundo bautismo en el Espíritu Santo.
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