David and Luz Maria Ernst – Serving the Lord in Venezuela

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Las lágrimas de Jesucristo muestran su misericordia

Las lágrimas de Cristo son la evidencia de que Él sinceramente no quiere nuestra perdición. Pero, Él no lloró solo por la destrucción material del templo y la ciudad, también por la caída espiritual del pueblo de Dios. San Pablo también se afligió por la apostasía de los judíos en nuestra epístola de hoy (Romanos 9:30-10:4). Para nosotros, el pueblo de Dios a través del nuevo pacto en la sangre de Cristo, tenemos la promesa de la vida eterna por la fe. Sin embargo, las cosas exteriores, un templo hermoso y obediencia en los externos, no garantizan la inmunidad de las consecuencias de nuestra soberbia y falta de arrepentimiento. El juicio contra Jerusalén y su templo es un ejemplo para nosotros también.

Lucas 19:41-48

41 Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, 42 diciendo: “¡Oh si hubieses conocido, aun tú, a lo menos en este tu día, lo que toca a tu paz! Pero ahora está encubierto a tus ojos.” 43 “Porque vendrán días sobre ti, que tus enemigos te cercarán con vallado, y te pondrán cerco, y de todas partes te pondrán en estrecho,” 44 “y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti; y no dejarán en ti piedra sobre piedra; por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.” 45 Y entrando en el templo, comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en él, 46 diciéndoles: “Escrito está: Mi casa, es casa de oración; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.” 47 Y enseñaba cada día en el templo; pero los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y los principales del pueblo procuraban matarle. 48 Y no hallaban qué hacer, porque todo el pueblo estaba muy atento oyéndole.

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Nadie puede servir a dos señores

El evangelio de hoy les dice como los cristianos deben manejar sus posesiones terrenales, siempre con el pensamiento de que todas las cosas pertenecen a Dios y que vivirán para siempre. Así como el administrador injusto astutamente usó todo en su propio interés para esta vida solamente, así el creyente hijo de Dios debe usar astutamente todo como Dios quiere que lo use en su propio interés para la vida venidera. Esta parábola no dice que la gente gana el cielo por sus obras. Está hablando del uso adecuado de los bienes terrenales en interés de otras personas y del reino de Dios. El objetivo del cristiano es lo contrario del administrador injusto. Su pensamiento principal es el gozo y la seguridad de la vida eterna.

Por motivos malos, él mostró misericordia a los deudores a su amo. Sus acciones se reflejaron en su patrón, haciendo que los deudores alabaran la generosidad del maestro. Entonces, el señor le alabó. En la primera vez, el ejemplo del administrador injusto para nosotros no es su deshonestidad, sino su generosidad, no importa el motivo, y como sus acciones glorifican su señor. También, el administrador injusto es un modelo para nosotros es su enfoque en el futuro. Tanto los creyentes como los no creyentes viven para el futuro. Los incrédulos viven solo para esta vida. El creyente siempre mantiene su atención en la vida eterna. Jesús ya le ha dado al creyente vida eterna. Sin embargo, el administrador injusto sabía que sus días en el trabajo estaban contados. Así que hizo lo necesario para asegurar su futuro. Tenemos la esperanza más brillante, por lo que debemos estar tan enfocados en mantener nuestra relación con Dios, en lugar de las necesidades materiales de esta vida.

Lucas 16:1-13

1 Y dijo también a sus discípulos: “Había un hombre rico, el cual tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él de que había disipado sus bienes.” 2 “Y le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás ser mayordomo.” 3 “Entonces el mayordomo dijo dentro de sí: ¿Qué haré? Porque mi señor me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza.” 4 “Ya sé lo que haré para que cuando sea quitado de la mayordomía, me reciban en sus casas.” 5 “Y llamando a cada uno de los deudores de su señor, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi señor?” 6 “Y él dijo: Cien barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu cuenta, y siéntate pronto, y escribe cincuenta.” 7 “Después dijo a otro: ¿Y tú, cuánto debes? Y él dijo: Cien medidas de trigo. Y él le dijo: Toma tu cuenta, y escribe ochenta.” 8 “Y alabó el señor al mayordomo injusto por haber hecho astutamente; porque los hijos de este siglo son en su generación más astutos que los hijos de luz.” 9 “Y yo os digo: Haceos amigos de las riquezas de maldad, para que cuando fallareis, os reciban en las moradas eternas.” 10 “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.” 11 “Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?” 12 “Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?” 13 “Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o se apegará al uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.”

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Lobos disfrazados como ovejas

“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.” Mateo 7:15 “Profetas” y “maestras” eran títulos para los pastores del Nuevo Testamento (Hechos 13:1; Marcos 10:41). En nuestra lección del Antiguo Testamento (Jeremías 23:16-25) para hoy, el octavo domingo después de Trinidad, el profeta niega que los falsos profetas autoproclamados puedan ser portavoces de Jehová. También, en nuestro evangelio (Mateo 7:15-23), la voz de los falsos profetas procede de la boca de hombres que llaman a Jesús “Señor” y que pueden dar credibilidad a su mensaje por medio poderosos hechos. En nuestro evangelio, el uso del término, “falso profetas”, profetiza la venida de los disfrazados de legítimos portavoces de Jesús que lograban a conducir la gente al error. Los falsos profetas falsifican deliberadamente la Palabra de Dios. Sustituyen la verdad eterna con sus propias mentiras y la sabiduría de hombres falibles. Profesan tener una comisión de Dios mismo. Pero su verdadero carácter se mostrará después. Su naturaleza es devorar; son codiciosos de dinero, ambiciosos de poder, pero ansiosos, sobre todo, de destruir el alma.

Mateo 7:15-23

15 “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.” 16 “Por sus frutos los conoceréis. ¿Se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” 17 “Así todo buen árbol da buenos frutos, mas el árbol malo da malos frutos.” 18 “El árbol bueno no puede dar frutos malos, ni el árbol malo dar frutos buenos.” 19 “Todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.” 20 “Así que, por sus frutos los conoceréis.” 21 “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.” 22 “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” 23 “Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad.”

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El pan espiritual, también el pan material

El texto para la predicación hoy, el 31 de julio de 2022, es Marcos 8:1-9. Muy conocida es la historia de la alimentación de cinco mil, mencionada por todos los evangelistas, pero solo Marcos en nuestro texto para hoy, y Mateo (Mateo 15:32-39) relatan este episodio en el ministerio público de Jesucristo. La compasión de Jesús lo mueve a alimentar a otra multitud hambrienta por medio se una segunda multiplicación milagrosa del pan. Así como la alimentación de los 5.000 siguió marca el punto final y culminante del ministerio de Jesús en Galilea, así la alimentación de los 4.000 sigue a la recorrida de Jesús por territorio no-israelita y representa el empeño del Señor de ganar seguidores también entre aquellos territorios habitados por gentiles. Los dos milagros de alimentación de multitudes de Jesús nos recuerdan cuán milagrosamente Dios alimentó a su pueblo Israel con maná y codornices en el desierto. Los israelitas son los primeros en ser alimentados; luego los gentiles también participan en la gracia del Señor. También, se encuentra el mismo patrón en la institución de la Santa Cena. El Señor, en todos estos casos, tomó pan y, habiendo dado gracias, lo partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y los pusieron delante de la multitud. Es decir, en estos casos, el pan material, luego, su cuerpo y sangre en, bajo y con el pan y vino como comida y bebida espiritual.

Marcos 8:1-9

1 En aquellos días, siendo tan grande la multitud, y no teniendo qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: 2 “Tengo compasión de la multitud, porque son ya tres días que están conmigo, y no tienen qué comer;” 3 “y si los envío en ayunas a sus casas, desmayarán en el camino; porque algunos de ellos han venido de lejos.” 4 Y sus discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto? 5 Y les preguntó: “¿Cuántos panes tenéis?” Y ellos dijeron: Siete. 6 Entonces mandó a la multitud que se sentase en tierra; y tomando los siete panes, habiendo dado gracias, los partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y los pusieron delante de la multitud. 7 Tenían también unos pocos pececillos; y los bendijo, y mandó que también los pusiesen delante. 8 Y comieron, y se saciaron; y levantaron de los pedazos que habían sobrado, siete canastos. 9 Y los que comieron eran como cuatro mil; y los despidió.

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Reconcíliate primero con tu hermano

Nuestro texto para hoy es la base de compartir la paz en nuestro servicio divino. Desde los primeros siglos, los cristianos se saludaban antes de comulgar. Esto se ve en casi todas las liturgias antiguas. Antes de recibir la sangre y el cuerpo del Señor, debemos confesar nuestros pecados a Dios y recibir la absolución del pastor. Pero, también, antes de comulgar, debemos que reconciliarnos con otros, especialmente nuestros hermanos en la fe. Para saludar unos a otros diciendo, “La paz de Cristo sea contigo” es una expresión de esta reconciliación. Debemos evitar el error de los fariseos. El rasgo de su doctrina y de su vida era una observancia servil de los actos externos, lo que les daba una gran muestra de piedad ante el pueblo. Pero sus corazones estaban lejos de la verdadera justicia del corazón, que busca, en el verdadero amor al prójimo, hacer la voluntad de Dios en palabra y obra. Dondequiera que sea el caso, no hay fe y, por lo tanto, no hay idea de entrar en el reino de los cielos.

Mateo 5:20-26 

“Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Oísteis que fue dicho por los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare estará expuesto a juicio. Mas yo os digo que cualquiera que sin razón se enojare contra su hermano, estará en peligro del juicio; y cualquiera que dijere a su hermano: Raca, estará en peligro del concilio; y cualquiera que le dijere: Fatuo, estará expuesto al infierno de fuego. Por tanto, si trajeres tu ofrenda al altar, y allí te acordares que tu hermano tiene algo contra ti; deja allí tu ofrenda delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Ponte de acuerdo pronto con tu adversario, mientras estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez te entregue al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.”

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La confesión es buena para la alma

Génesis 50:15-21

15 Y viendo los hermanos de José que su padre era muerto, dijeron: Quizá nos aborrecerá José, y nos dará el pago de todo el mal que le hicimos. 16 Y enviaron a decir a José: Tu padre mandó antes de su muerte, diciendo: 17 Así diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su pecado, porque mal te trataron; por tanto, ahora te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre. Y José lloró mientras hablaban. 18 Y vinieron también sus hermanos, y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por tus siervos. 19 Y les respondió José: No temáis: ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? 20 Vosotros pensasteis mal contra mí, pero Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. 21 Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón.

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Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre

 

Lucas 1:39-56

39 Y en aquellos días levantándose María, se fue aprisa a la montaña, a una ciudad de Judá; 40 y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet. 41 Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, 42 y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. 43 ¿Y de dónde esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? 44 Porque he aquí, tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. 45 Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor. 46 Entonces María dijo: Mi alma engrandece al Señor; 47 Y mi espíritu se regocijó en Dios mi Salvador, 48 porque ha mirado la bajeza de su sierva; y he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. 49 Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; y santo es su nombre. 50 Y su misericordia es en los que le temen, de generación en generación. 51 Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en las imaginaciones de sus corazones; 52 Derribó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes. 53 A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos. 54 Socorrió a Israel su siervo, acordándose de su misericordia; 55 tal como habló a nuestros padres, a Abraham, y a su simiente para siempre. 56 Y se quedó María con ella como tres meses, y se regresó a su casa.

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Cristo te ama, no importa tu color

Efesios 2:13-22

13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. 14 Porque Él es nuestra paz, que de ambos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación; 15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos contenidos en ordenanzas, para hacer en sí mismo de los dos un nuevo hombre, haciendo así la paz; 16 y reconciliar con Dios a ambos en un cuerpo mediante la cruz, matando en sí mismo las enemistades. 17 Y vino, y predicó la paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; 18 porque por medio de Él ambos tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. 19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y de la familia de Dios; 20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, 21 en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; 22 en quien también vosotros sois juntamente edificados, para morada de Dios en el Espíritu.

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Padre Abraham tiene muchos hijos

Lucas 16:19-31

19 “Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.” 20 “Había también un mendigo llamado Lázaro, el cual estaba echado a la puerta de él, lleno de llagas,” 21 “y deseaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.” 22 “Y aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Y murió también el rico, y fue sepultado.” 23 “Y en el infierno alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio a Abraham de lejos, y a Lázaro en su seno.” 24 “Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama.” 25 “Y Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; mas ahora éste es consolado, y tú atormentado.” 26 “Y además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan, ni de allá pasar acá.” 27 “Entonces él dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre,” 28 “porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, para que no vengan ellos también a este lugar de tormento.” 29 “Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos.” 30 “Él entonces dijo: No, padre Abraham; mas si alguno va a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.” 31 “Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levante de los muertos.”

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The name in which we baptize

John 3:1-18

1 Now there was a man of the Pharisees named Nicodemus, a ruler of the Jews. 2 This man came to Jesus by night and said to him, “Rabbi, we know that you are a teacher come from God, for no one can do these signs that you do unless God is with him.” 3 Jesus answered him, “Truly, truly, I say to you, unless one is born again he cannot see the kingdom of God.” 4 Nicodemus said to him, “How can a man be born when he is old? Can he enter a second time into his mother’s womb and be born?” 5 Jesus answered, “Truly, truly, I say to you, unless one is born of water and the Spirit, he cannot enter the kingdom of God. 6 That which is born of the flesh is flesh, and that which is born of the Spirit is spirit. 7 Do not marvel that I said to you, ‘You must be born again.’ 8 The wind blows where it wishes, and you hear its sound, but you do not know where it comes from or where it goes. So it is with everyone who is born of the Spirit.” 9 Nicodemus said to him, “How can these things be?” 10 Jesus answered him, “Are you the teacher of Israel and yet you do not understand these things? 11 Truly, truly, I say to you, we speak of what we know, and bear witness to what we have seen, but you do not receive our testimony. 12 If I have told you earthly things and you do not believe, how can you believe if I tell you heavenly things? 13 No one has ascended into heaven except he who descended from heaven, the Son of Man. 14 And as Moses lifted up the serpent in the wilderness, so must the Son of Man be lifted up, 15 that whoever believes in him may have eternal life. 16 “For so loved the world, that he gave his only Son, that whoever believes in him should not perish but have eternal life. 17 For God did not send his Son into the world to condemn the world, but in order that the world might be saved through him. 18 Whoever believes in him is not condemned, but whoever does not believe is condemned already, because he has not believed in the name of the only Son of God.

Juan 3:1-18

1 Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, príncipe de los judíos. 2 Éste vino a Jesús de noche y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios por maestro; pues nadie puede hacer los milagros que tú haces, si no está Dios con él. 3 Respondió Jesús y le dijo: “De cierto, de cierto te digo: El que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios.” 4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió Jesús: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.” 6 “Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.” 7 “No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez.” 8 “El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.” 9 Respondió Nicodemo, y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? 10 Respondió Jesús y le dijo: “¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?” 11 “De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto testificamos, y no recibís nuestro testimonio.” 12 “Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?” 13 “Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre que está en el cielo.” 14 “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado;” 15 “para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” 16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” 17 “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.” 18 “El que en Él cree, no es condenado, pero el que no cree, ya es condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”