David and Luz Maria Ernst – Serving the Lord in Venezuela

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Oremos en oscuridad y silencio

Gracia y paz en nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.

¿Por qué lamentamos el fallecimiento de nuestros seres queridos cuando existe la esperanza de la resurrección? ¿Está mal estar triste cuando alguien muere? No, no es. En este mundo, la muerte sigue siendo nuestro enemigo, el último enemigo a vencer. La muerte todavía significa una separación de aquellos a quienes amamos, por un tiempo indeterminado. Pero sí tenemos esa esperanza de vida eterna para nosotros y los demás. Pero ¿y si hubiésemos visto morir a Jesús y todavía no recibiéramos esa esperanza?

Hoy queremos volver al tiempo del primer Viernes Santo para tratar a sentir las emociones que tenían las personas que presenciaron aquellos eventos. Imagínense que están presentes mientras que el sol subía aquella mañana, viendo a los que colgaron a Jesús en la cruz clavándole clavos en las manos y los pies. Para dejar una impresión en las mentes y los corazones de los creyentes de la terrible consecuencia del pecado y la magnitud del sacrificio de nuestro Salvador, la iglesia cristiana antigua tenía un culto especial el Viernes Santo llamado Ténebre. La palabra significa “oscuridad.” Se llama así por la ceremonia hecha en el culto de apagar las velas sobre el altar. El apagar de las velas, una por una, simboliza como disminuía la lealtad de los discípulos y amigos de Jesús. Las velas también representan la luz del mundo disminuyendo mientras que Cristo iba sufriendo y muriendo. Esto nos hace recordar los eventos que terminaron en la oscuridad total del Viernes Santo. Este culto fue adaptado de un orden antiguo del siglo octavo. Una vela queda alumbrada hasta el final del culto simbolizando que aún en medio de la muerte y la oscuridad, las fuerzas de la muerte y el infierno no prevalecerán contra la luz de Cristo.

Mientras se apaga cada vela, reflexionamos sobre las siete últimas palabras de nuestro Señor desde la cruz. Pensó primero en los demás y pidió a su padre que perdonara a quienes lo crucificaron. Prometió el paraíso al ladrón que moría a su lado. Confió su madre al amado apóstol Juan. Clamó a Dios en la desesperación, la desesperación que merecemos, pero que nunca experimentaremos, sino que murió creyendo que se había hecho la voluntad de Dios.

Cristo murió por nosotros, pero también nos dio ejemplo de cómo seguirlo en el camino de la cruz. Vamos a orar en la oscuridad y el silencio de Dios.

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¿Sabéis los que os he hecho?

Juan 13:1-15 presenta la historia de la última noche de la vida terrenal de Jesucristo, aunque sin mencionar las palabras de la institución de la Santa Cena que leímos en la epístola (1 Corintios 11:23-32). Sin embargo, encontramos las verdades sobre los dos sacramentos, el bautismo y la Santa Cena. Cristo no instituyó otro sacramento en el lavamiento de sus pies, sino que estableció un modelo de humildad para recibir los dones de la fe y el perdón de los pecados.

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Bendito Él que viene en el nombre del Señor

Hoy también nosotros respondemos a la invitación de Zacarías 9:9-12 a las hijas de Sión. Cada domingo cantamos estas palabras en la segunda parte del Sanctus. “Bendito Él que viene en el nombre del Señor” (Salmo 118:25; Juan 12:13). Anticipamos el día cuando Cristo vendrá en gloria y “en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:5-11).

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Dios proveyó el cordero perfecto

En Génesis 22:1-14, Isaac se convirtió en el tipo del sacrificio mayor, Jesucristo, quien también llevó el madero de su cruz voluntariamente y con paciencia y llevó nuestros pecados en su cuerpo en la cruz. Isaac como sacrificio paciente, sabiendo que era el holocausto que el Señor había provisto. El diálogo entre Isaac y Abraham muestra que Isaac sabía lo que iba a pasar. Que Isaac se dejara atar es un acto de suprema fe en Dios y de plena confianza en su padre. Esta obediencia voluntaria a la voluntad de su padre hace que Isaac sea aún más un tipo de Cristo.

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No por Moisés sino por Cristo somos salvos

Con la ayuda de Dios, Moisés alimentó a las multitudes en el desierto con el maná del cielo. En Juan 6:1-15 el evangelista enfatiza que Jesús no sólo sustituye el cordero en la Pascua del Antiguo Testamento, sino también reemplaza a Moisés como el profeta enviado para revelar a la voluntad del Padre.

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Más líbranos del mal

Para el drama, la película “El Exorcista” enfatiza las manifestaciones sobrenaturales del poder de Satanás y sus ángeles. El mundo ama el espectáculo de señales y prodigios de cualquier tipo, como leimos en nuestro evangelio (Lucas 11:14-28). En su batalla espiritual, Satanás tiene sus soldados, espíritus malignos llamados demonios. Igual a su líder, los demonios en el principio fueron ángeles santos. La Biblia enseña la realidad de los demonios y la batalla espiritual, pero mucho más sobre los límites del dominio de Satanás.

 

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Oración y tentación

En las lecciones de hoy tenemos dos ejemplos de la oración en el que Dios pone a prueba a las personas para fortalecer su fe. En nuestra lección del Antiguo Testamento (Génesis 32:22-32), Jacob se prepara para su primer encuentro en años con Esaú, el hermano que había jurado matarlo. En nuestro evangelio para hoy, Mateo 15:21-28, encontramos la historia de una mujer cananea de la región de Tiro y de Sidón. Aprendemos de ellos a no rendirnos, sino a perseverar en la oración y en plena fe en que Dios quiere lo mejor para nosotros. El poder de la oración no reside en nuestra sinceridad o perseverancia, sino que si perseveramos con la ayuda del Espíritu Santo, recibimos lo mejor para nosotros.

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Fue tentado en todo pero sin pecado

“Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades; sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” Hebreos 4:15. Jesús pasó la prueba que Adán falló, aunque durante su vida terrenal sufrió las tentaciones más severas que jamás haya sobrevenido hombre alguno. No fue simplemente que la tentación se acercara a Él sin realmente atacarlo. Ataques del diablo que lo acosaban una y otra vez. De modo que Él ciertamente puede conmoverse con el sentimiento de nuestras debilidades, ciertamente puede sentir simpatía por nuestras debilidades; Él sabe lo que significa para los débiles de carne y hueso luchar contra enemigos peligrosos. Sin embargo, dado que en su caso pasó por todas las tentaciones sin pecado, puede ser nuestro Sumo Sacerdote y Abogado ante el Padre.

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Un corazón contrito y humillado

Las últimas palabras del Salmo 51 nos dicen que los sacrificios del corazón se revelan luego en la confesión pública, la absolución y los actos de acción de gracias. Una persona verdaderamente arrepentida ofrecerá al Señor los sacrificios de su corazón, de sus labios y de sus manos, y el Señor se complacerá en tales ofrendas.

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Fe, esperanza y amor permanecen para siempre

Los espejos antiguos estaban hechos de metal pulido. Por eso la imagen en el metal no siempre era clara. Las palabras de 1 Corintios 13:12 resaltan la insuficiencia del conocimiento actual que el hombre tiene de Dios en contraste con el conocimiento que Dios tiene del hombre ahora y el conocimiento de Dios que el hombre tendrá en el futuro. No porque la Palabra sea oscura, sino porque nuestro entendimiento no es suficiente para captar las maravillas de su sustancia y cualidades. En nuestro epístola para este domingo, 1 Corintios 13:1-13, San Pablo nombró tres virtudes de la vida cristiana: la fe, la esperanza y el amor. Por obra del Espíritu Santo, todas estas manifiestan en cualquier creyente. Esto contrasta con los dones del Espíritu que no se prometen a todos los fieles en todo tiempo y en todo lugar, como hablar en lenguas o profecía.